El proceso de Microfusión, también denominado Investment Casting, es un proceso de fundición de precisión, el cual consiste en la inyección de cera en un molde fabricado en acero o aluminio, el armado de un racimo con estas piezas de cera, es decir, el pegado de las mismas a un tronco central de cera, las subsiguientes deposiciones de este racimo en jaleas cerámicas y polvo refractario, luego el descerado del molde seco, y la posterior colada de metal líquido en el molde previo precalentamiento del mismo a 1000°C.
El proceso ofrece muchas ventajas que se traducen en menores costos totales de la pieza, entre las cuales e pueden enumerar:
Posibilidad de establecer formas de piezas libres, sin restricciones en cuanto a huecos, nervios, paredes finas, etc.
Selección indefinida de aleaciones: aceros (al carbono, aleados, inoxidables, refractarios, rápidos, etc.), fundición gris (GG25, etc.), no ferrosos y superaleaciones.
Elevadas características mecánicas, no superadas por otras técnicas de conformación de piezas.
Terminación superficial en bruto de colada Ra: 2,0 µm (80µ") y Ra: 3,0 µm (120µ").
Estrechas tolerancias dimensionales, del orden de 1 décima de mm, permitiendo fabricar piezas como engranajes para potencia sin necesidad de mecanizado posterior.
Sustitución de trabajos posteriores, como ser el soldado de piezas y demás, dado que el proceso permite tener productos conformados en una sola pieza.
Reducción sustancial o eliminación de tiempos de mecanizado.